Rafael Nadal viajó ayer a París con los deberes hechos. El manacorí ha disputado las finales de los últimos seis torneos disputados desde que se hizo la rotura en el isquiotibial de la pierna izquierda en los cuartos del Open de Australia. A Nadal le gusta ser de los primeros en ejercitarse en la Philippe Chatrier, cancha principal de Roland Garros en la que ha levantado cinco Copas de los Mosqueteros, la última en 2010.
"Las sensaciones al entrar en la instalación son muy especiales porque es el mejor torneo en tierra y por los momentos que he vivido allí", confiesa. La organización ha cambiado este año las pelotas, de Dunlop a Babolat, marca francesa que es, además, uno de los siete patrocinadores personales del número 1 ATP.
El tenista, en los descansos de la gira de tierra -en todos los Masters 1.000 de polvo de ladrillo se usa Dunlop-, probó la nueva bola de París, que le mandaron directamente desde la fábrica, y dio el visto bueno porque coge bien los efectos y tiene un bote vivo.
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